La pesca no solamente afecta a las especies buscadas para su comercialización, sino que también afecta a muchas otras especies y a millones de animales. Las redes y otros métodos pesqueros perturban también el hábitat en el que se encuentran estos animales.
Según las estadísticas de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), en el 2010 el número de pescadores era de 54.8 millones, por lo tanto, el potencial de causar daño causado a espacios marinos y, consecuentemente, a los animales que los habitan -cómo los cetáceos- es inmenso. Asimismo, durante los años 1990 a los 1999, el Acta de Protección de Mamíferos Marinos de los EEUU hizo una evaluación de los mamíferos marinos afectados anualmente por actividades pesqueras y el resultado fue de 6.215. El mismo estudio demostró que el 84% de cetáceos y el 98% de los pinnípedos capturados accesoriamente lo fueron en redes de enmalle.
Otros animales marinos como tiburones, tortugas, aves, focas, delfines, ballenas, y peces que no son de la especie buscada en ese momento, son heridos o capturados igualmente en lo que se denomina "captura accidental". Éstos animales muertos o agonizando se tiran por la borda.
Científicos han calculado que cerca de 1.000 mamíferos marinos -delfines, ballenas y marsopas- mueren cada día atrapados en las redes de pesca.
Redes Fantasma
Según World Animal Protection, cada año se desechan intencionadamente o se pierden unas 640.000 toneladas de equipos de pesca (redes, líneas, cuerdas, boyas..) en nuestros océanos. Parte de este material termina en las playas y la costa, pero mucho permanece flotando en el agua donde pueden permanecer sin descomponerse hasta 600 años.
Esta basura, llamada “redes fantasma”, se convierte en trampas donde pueden quedar atrapados los animales. Miles de animales marinos como ballenas, focas, tortugas y aves son gravemente heridos incluso mueren por esta causa.
El hilo de pescar pueden enredarse alrededor de las extremidades o el cuello de los animales, causándoles infecciones, constricciones y en ocasiones la muerte. Los animales atrapados en las redes pueden morir ahogados, decapitados, amputados o de inanición.
Cuando se enredan aves marinas, como alcatraces, en pequeñas piezas de redes, éstas pueden impedir que vuelen, aniden o incluso buceen en búsqueda de comida. Focas y otros animales curiosos pueden enredarse jugando con las redes.
Ballenas, delfines y marsopas de todos los tamaños también pueden enredarse en -y morirá causa de- estas artes de pesca, a menudo en las cuerdas atada a jaulas en el fondo marino para la captura de langostas y cangrejos.
Existen numerosos casos de cetáceos que han podido ser rescatados tras ser liberados de estas redes. Aquí unos ejemplos:
Muchos métodos de pesca de atún han causado que un gran número de delfines mueran ahogados o heridos en sus redes; atrapados en las redes de enmalle por ejemplo.
En los años 50, las flotas pesqueras que trabajan en el Pacífico Tropical Oriental, descubrieron que los atunes yellowfin (los más grandes y por tanto más rentables) nadaban (por alguna razón que la ciencia todavía desconoce) bajo las manadas de delfines. Así pues, con las redes de cerco, se persigue, acorrala y rodea a los delfines en la superficie para capturar a los atunes que nadan debajo.
Más de 7 millones de delfines han muerto en los últimos 50 años debido a este método de pesca. La entidad Earth Island Institute ha hecho un gran trabajo en este aspecto logrando reducir el número de muertes de unas 80-100.000 a menos de 2.000 al año. Lamentablemente en la actualidad flotas pesqueras de México, Venezuela, Colombia y El Salvador siguen utilizando este método mortal.
Recientemente, científicos del gobierno de Estados Unidos han determinado que las poblaciones de delfines en el Pacífico Tropical Oriental no se están recuperando tal como se esperaba, probablemente debido a las muertes no registradas y a las lesiones causadas por perseguir y acorralarlos. Incluso si no se observan delfines muriendo enredados, las hembras pueden ser separadas de sus crías dependientes, o individuos desorientados o heridos pueden convertirse en presa de los tiburones. La persecución con helicópteros y lanchas rápidas, la captura y la liberación de los delfines es un proceso traumático, que puede durar horas, y en ocasiones un mismo grupo de delfines es perseguido y atrapado hasta 3 veces en un mismo día.
Lamentablemente las certificaciones de "Dolphin Safe" se otorgan con requisitos muy poco estrictos o sin ningún control. Así pues, algunos de estos certificados engañosos permiten perseguir y acorralar a los delfines siempre que no se observen animales muertos o gravemente heridos por las redes. Sin considerar las otras repercusiones negativas que estos métodos tienen sobre los animales.
La vaquita es una marsopa, el cetáceo más pequeño del mundo, y sólo se encuentra en el norte del Golfo de California. Esta especie está en grave peligro de extinción a causa de la pesca de la totoaba, un pez a su vez también amenazado debido a la creencia en China de que su vejiga natatoria tiene propiedades afrodisíacas y de rejuvenecimiento de la piel.
Las vaquitas son capturadas accidentalmente y mueren ahogadas en redes colocadas para capturar tanto totoabas como gambas. La vaquita es de reproducción lenta y su especie está llamada a ser la segunda especie de cetáceos conducida a la extinción por la acción humana (la primera fue el baiji o el delfín del río Yangtze). Los expertos estiman que hay menos de 100 vaquitas y calculan que se extinguirán en el 2018.
Fotografía por Nicole Mackay, en Vancouver. La aleta caudal se encuentra enrollada en la red pesquera
Foto: http://www.hectorsdolphins.com/harmful-fishing-methods.html
18 de febrero 2015