Una nueva muestra de la política anti educativa y antiecológica del Gobierno canario. La administración isleña ha autorizado la llegada de cinco nuevos delfines mulares al zoo Rancho Texas Park de Lanzarote -como parte de un proyecto de ampliación del recinto- y no ha considerado oportuno realizar ninguna Evaluación de Impacto Ambiental completa antes de conceder el permiso. El parque se encuentra en un paraje está clasificado como Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
Tras ser informados del proyecto, la coalición de entidades europeas SOSDelfines contactó con el gobierno de Canarias para comprobar que el proyecto dispusiera de todos los permisos. Pero la Viceconsejería de Medio Ambiente emitió una resolución en la que eximía a Rancho Park Texas de someter el proyecto al procedimiento completo de Evaluación de Impacto Ambiental, por considerar que la construcción del delfinario no supone un gran cambio respecto al proyecto inicial. Anteriormente, este espacio lo ocupaba un merendero.
“¿Alguien se puede creer que un merendero tenga algo que ver desde el punto de vista medioambiental con un delfinario?”, nos preguntamos desde SOSdelfines. Lógicamente, las medidas sanitarias que se requieren son muy diferentes. Y, por supuesto, un merendero no supone explotación de ningún animal”.
“Los delfines son animales altamente sensibles, socialmente complejos y sus necesidades no pueden ser satisfechas en ningún entorno cautivo. Resulta lamentable que se otorguen con esa facilidad autorizaciones para la exhibición y espectáculo con ellos cuando, según la legislación, sus importaciones deberían realizarse exclusivamente con fines de conservación”, comenta Jennifer Berengueras, de la coalición SOSdelfines.
Ni educación, ni conservación
A juicio de Alberto Díez, de SOSdelfines, la situación es aún más surrealista proviniendo de la Consejería de Educación, Universidades y Sostenibilidad. “Los espectáculos que se realizan con delfines son altamente anti educativos porque ofrecen al público una visión distorsionada sobre sus comportamientos”, explica. “Además, es contraproducente que una Consejería que debería dedicarse a promover el cuidado de estos animales en las aguas canarias facilite la labor de l,as empresas que más bien se encargan de lo contrario. Muy posiblemente, estos cetáceos hayan sido capturados de su medio natural, separados de sus familias y ahora están condenados a malvivir en una piscina, para acabar muriendo de forma prematura”, se lamenta Díez.
Según la Ley de conservación de la fauna silvestre en los parques zoológicos 31/2003, educar debería ser uno de los ejes de este tipo de establecimientos. La realidad: sólo el 4% de los espectáculos se dedica a hacer referencias de las especies, su biología o sus hábitats, según un estudio de los espectáculos de todos los delfinarios del Estado hecho por SOS delfines en 2012.
Además, la guía del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente para la aplicación de esta ley establece que los zoos “no deberían consentir la utilización de sus animales en espectáculos ni en otras actividades similares que se encuentren claramente alejadas de las tareas educativas especificadas en la Ley 31/2003. Según se ve en las fotografías adjuntas, este proyecto no cumpliría con estas recomendaciones.
España es el país de la UE con el mayor número de delfinarios (11) y de cetáceos (delfines, orcas y ballenas beluga cautivos para entretenimiento (unos 106). Concretamente en el archipiélago canario hay tres delfinarios.
Las organizaciones de protección de los animales piden al Gobierno canario que recapacite y que no permita la llegada de más animales a centros que no les pueden ofrecer una vida digna. Además, SOSdelfines se ha dirigido a los dueños del parque para ofrecer su colaboración en la búsqueda de alternativas.
28 de abril 2015